Tardes de claustro.

Mi nombre es Sulay y soy becaria de la coordinación del colegio de Historia donde he estudiado hace algunos años. He estado aquí desde Enero de 2013 hasta la fecha, lo cual me ha permitido ver algunas cosas mas allá de lo que uno podría ver cuando es estudiante. Muchos pasan, van y vuelven por aquí creando ilusiones, futuros ficticios. Pronto ya no estaré mas aquí, y la nostalgia me invade al no saber que haré de mis tardes sin este lugar. A veces el trabajo es agotador, pero tiene sus recompensas en forma de nuevos amigos, el apoyo de todo el equipo de la coordinación y la felicidad de ser perteneciente de algo que te motiva a seguir adelante.

Una de las cosas que mas aprecio por ejemplo, es observar los pequeños detalles de la oficina, apreciar cada estructura (el edificio data del siglo XVIII), los atardeceres y ese cielo azul que encuadra en el techo del colegio, logrando que entres en una conexión especial contigo mismo. Lo que mas se disfruta al ser becario de aquí, es la soledad del colegio… sin alumnos ni profesores, transformándote sin querer en un fantasma que ronda por todo el espacio, logrando escabullirse a partes donde el acceso es complicado. 

Ese es el motivo principal de este dossier, mostrar la soledad aunado con la paz que existe después de un día de trabajo, alejándonos de los cambios que ocurren cada instante en el exterior y ver como desaparece por un momento todo lo que se ha construido, volviendo a ser parte de un orden original donde los pájaros se adueñan del edificio y los ruidos se hacen presentes. Conocer mas allá de lo que uno puede ver, como los colores que reviven este lugar y el techo que cubre a decenas de personas al día, desde diferentes perspectivas creando de este modo un mundo alterno, el que pocos tenemos la dicha de conocer.​​​​​​​​​​