La mayoría de nosotros vivimos en ciudades y asociamos la vegetación que prevalece en ella como parte de nuestra identidad cultural. Muchas de estas ciudades fueron influenciadas en diferentes épocas por civilizaciones distantes, de otros continentes, que no solo se instalaron a vivir en estos lugares sino que trajeron sus árboles, plantas y también  animales.

Tanto la vegetación como la fauna exótica (con exótico me refiero a que no es originaria del lugar) pueden traer serios problemas cuando hablamos de conservación y también cuando queremos recuperar nuestra propia identidad natural. Lo que nosotros colocamos intencionalmente en las ciudades puede afectar nuestras áreas naturales, generando serios problemas incluso en nuestros parques nacionales o áreas de reservas donde el objetivo es la conservación de la biodiversidad local.

La fauna y flora exótica puede resultar invasora, ya que fuera de su lugar de origen no tienen sus depredadores naturales, y esto puede generar un desplazamiento de la fauna y flora nativa o en algunos casos, pérdida de especies y por ende de la biodiversidad.

Los diferentes integrantes de un ecosistema, forman parte de un engranaje perfecto, al cual se llegó luego de millones de años de evolución conjunta. Cuando tenemos invasiones de especies exóticas, podemos perder nuestra biodiversidad local. Un ejemplo de esto es que hace años en las ciudades se podían ver algunas variedades de mariposas  cuyo ciclo de vida está asociado a un tipo de planta particular, al desplazar esas plantas nativas por otras, las mariposas ven interrumpido su ciclo de vida y por ello en muchas ciudades la diversidad de estos increíbles seres se ve reducida.

Cuando pensamos que es bueno plantar árboles en la ciudad, debemos de tener en cuenta que lo mejor es plantar árboles y plantas nativas.